jueves, 30 de abril de 2020

Adivina adivinanza




Esto, que podría ser un ídolo tolteca, u otra cosa igualmente rara, es en realidad una tarta de galletas y chocolate, cuyo procedimiento (es facilísimo) se detalla a continuación (con fotos).

 

 

Lo primero es colocar sobre un plato con un poco de borde una base de galletas remojadas (dos capas) en leche preparada.

Leche preparada: cuarto de litro de leche a la que se le añade el zumo de un limón, un poco de azúcar y bastante canela. Se hace cocer, se revuelve y se echa en un plato sopero en donde se van remojando las galletas.

 

 

Una vez colocada esta capa, se unta por encima con bastante mermelada de la que a cada uno le guste (si es hecha en casa, mejor).

 

 

Una vez bien untada se coloca encima otra capa de galletas, que se remoja a su vez con el zumo de varias mandarinas (por ejemplo)

 

 

y encima una capa de chocolate fundido.

Chocolate fundido: en un cazo se funden (a fuego muy lento) unos 300 o 400 gramos de chocolate negro, a lo que se añade unos chorros de coñac (o ron), un poco de leche y algo de azúcar. Debe quedar pastoso, espeso, luego líquido hay que echar poco. Para esta primera capa de chocolate se usa sólo la mitad de lo que hay en el cazo.

 

 

Encima del chocolate se coloca otra capa de galletas, que se remoja de nuevo con lo que se quiera, más zumo de mandarina, leche, etc.

 

 

Encima de estas galletas, más mermelada. (La de la foto ya no es hecha en casa, sino de albaricoque y de bote, pero qué le vamos a hacer.)

 

 

y encima de la mermelada, una nueva capa de galletas, que se puede remojar asimismo.

 

 

Y por último, sobre todo esto, se añade lo que queda en el cazo de chocolate, que lo cubra bien.

El resultado a la vista está (en la primera de las fotos).

Conviene meterlo en la nevera para que se enfríe, y dejarlo hasta el día siguiente para que todos los líquidos queden embebidos en las galletas, con lo que se consigue una textura que parece una cosa tipo abizcochada. Si metes un cuchillo por encima, observarás que entra hasta el fondo; debe quedar como una masa  bastante maciza. A la hora de cortarla, que cada cual lo haga como quiera. Esto les gusta mucho a los niños (y a los mayores).

 

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